La incesante actividad de un niño de un año, aunque a veces resulte molesta, es muy valiosa para su desarrollo y debemos potenciarla. Eso sí, necesitan que comencemos a educarles en lo que está permitido y lo que no.
Los niños de un año quieren experimentar con los objetos, sus cualidades físicas y sus mecanismos. Es la conducta exploratoria, importantísima en esta etapa. Todo llama su atención y, como ya son capaces de desplazarse, van a por ello.
Quieren poner a prueba sus nuevas habilidades y afirmar su independencia. Por eso, en solo un rato pueden vaciar tres cajones, desparramar por el suelo la colección de CD y desenrollar dos rollos de papel higiénico. No queda más remedio que imponer cierta disciplina.
El problema es que todavía les cuesta entender el lenguaje, incluso las explicaciones más sencillas. Además, aún no saben prever las reacciones de los demás ni comprenden sus anhelos. Y, por si fuera poco, les resulta muy difícil inhibir o retrasar la satisfacción de sus deseos.
Seguridad y firmeza
Hay que acondicionar la casa para evitar accidentes: proteger alturas y enchufes, dejar los objetos delicados o peligrosos y los productos tóxicos fuera de su alcance... Aún así, es imposible mantener al bebé alejado de todo lo que no debe tocar.
Lo mejor es adoptar algunas tácticas:
• Cuando el niño esté a punto de hacer algo inconveniente, habrá que decirle «no, no» rotunda y claramente.
• Al tiempo que decimos «no», debemos retirar el objeto o al niño.
• Si insiste, lo mejor es sacarlo de la habitación, sin asustarnos si estalla en una rabieta.
• Hay que hacer todo esto sin enfadarse. El pequeño aprende mejor si guardamos la calma.
• No hay que darle nunca azotes ni manotazos.
Buscar alternativas
No vale de nada un discurso lleno de prohibiciones ni amenazas, entrar en explicaciones ni hablarle como a un igual. Lo importante cuando queremos prohibir algo es evitar toda posibilidad de desafío. Se consigue con una actitud firme pero diplomática, y con astucia.
A esta edad los niños son fáciles de distraer. Cuando se encandilan con un objeto suele ser suficiente con darles otro igual de atractivo para desviar su atención. Pero si esto no basta y se enrabietan, guardemos la calma: se les pasará pronto.
Hemos de tener paciencia: lo importante no es que tarden en aprender (necesitan su tiempo), sino que finalmente lo hagan. |
Trucos efectivos
• Actúa con tranquilidad y firmeza. El tono y el gesto han de indicar claramente que "eso" no se hace. Retira el objeto o llévate al niño, pero sin entrar en batallas.
• Sé constante. El niño no sabrá a qué atenerse si unas veces corriges un comportamiento, otras lo ignoras y otras te ríes.
• Elogia sus progresos. Es un potente combustible para aprender.
• Déjale espacio para moverse y cosas para manipular: juguetes, trapos de colores, cajas de cartón, cacharros de cocina... Utensilios que no le lastimen y le ayuden a descubrir.
• Si aporrea los muebles, proporciónale un tambor, una caja metálica, cacerolas...
• Si se dedica a tocar el equipo de música, dile sin gritar que el equipo no se toca y sácale del cuarto. Coloca el aparato en un sitio más alto para que no vuelva a tocarlo.
• Si golpea a otro niño, retíralo y repítele que no se pega. Y elogia su comprotamiento cuando vuelva a portarse amistosamente (pero sin perderle de vista).
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